Primeros pasos para Aprender a Aprender
🚀 Quick Win 👉 4 elementos para hackear tu cerebro y aprender más rápido
El Jueves pasado arranqué el curso Aprender a aprender de Gerry Garbulsky.
Si me seguís desde hace un tiempo, sabés que aprender es una de mis mayores pasiones. Para mi, es el súper poder más importante que cualquier persona puede desarrollar para destacarse y divertirse al mismo tiempo.
Si bien es una temática de la que vengo leyendo, hacer este curso era una materia pendiente que tenía. Gerry es una eminencia en el tema y tiene una metodología muy didáctica.
El curso consta de 5 clases y participan más de 200 personas.
Tiene un enfoque puramente práctico. Tenés qué elegir una cosa concreta de la que querés aprender durante todo el mes, e ir aplicando los conocimientos teóricos, para desarrollar esa nueva habilidad.
En mi caso, elegí que quiero aprender a cantar la canción Como eran las cosas de Babasonicos.
En la elección del tema está la primera gran enseñanza. Definir bien lo que querés aprender. Delimitarlo. Acotarlo.
Toco la guitarra y el piano de chico (por eso mi emprendimiento La Musiquita del que ya llegarán futuros posts) y por eso siempre quise complementarlo con un buen canto. Pero aprender a cantar en general suena bastante ambicioso. Aprender a cantar una canción en específico delimita mucho más el espacio. Me voy a dar cuenta si lo puedo cumplir o no. Es mucho más cuantificable.
Recién voy a una clase del curso, y en los próximos posts te voy a ir compartiendo como vengo aprendiendo junto con otros consejos.
A continuación te comparto los primeros secretos de cómo aprender toda la vida.
El aprendizaje es el acto de incorporar nuevos hechos, conceptos y habilidades a nuestro cerebro. Empezamos a aprender en el vientre materno y nunca dejamos de hacerlo. Siempre estamos desarrollando nuevas competencias.
Cada nuevo conocimiento que adquirimos se basa en lo que ya sabemos y nos da una imagen más completa y rica del mundo.
El mayor enemigo del aprendizaje es “el que se las sabe todas”.
Cuando crees que sabés algo, aprender algo nuevo significa que podrías tener que cambiar de opinión, así que es fácil pensar que no hay lugar para nuevas ideas.
Pero no querer cambiar de opinión te mantiene estancado en el mismo lugar. Superar nuestro ego puede ser uno de los grandes retos del aprendizaje.
El primer paso para aprender es reconocer tu ignorancia y decidir hacer algo al respecto.
¿Cuánto tiempo dedicamos a aprender a lo largo de la vida?
Los siguientes datos son del libro de Santi Bilinkis - Guía para sobrevivir el presente, y me volaron la cabeza!
Entre los 15 y los 19 años, cuando estamos cursando la secundaria, dedicamos casi 1.300 horas anuales a actividades educativas, unas cinco horas promedio en cada día hábil.
Entre la deserción y la menor carga horaria de la universidad, entre los 20 y los 24 años, este número ya cae a bastante menos de la mitad: 475 horas.
La siguiente década, hasta los 34, el foco en el trabajo reduce este valor a 126.
Y en el momento de mayor desarrollo profesional de la vida el número se desploma: entre los 35 y los 54, ¡destinamos a aprender 27 horas al año!
¿Tremendo no?
Cómo pasamos de dedicarle más de 50 días completos a aprender cuando somos jóvenes, a poco más de 1 día en la adultez.
Más allá que para los trabajos de hoy en día, es indispensable poder estar actualizado todo el tiempo, claramente hay un patrón de que de niños nos resulta mucho más sencillo poder adquirir conocimientos.
De chicos somos como una caja vacía lista para ser llenada. No tenemos ningún conocimiento previo y hay “mucho lugar” para incorporar nuevas cosas.
Somos como una Macbook Pro con 1 Tera de memoria, fresquita, limpia, lista para ser usada. Si le instalás softwares nuevos, los incorpora a la perfección y andan bárbaro.
Después de los 25 años nos parecemos más a un Pentium 4 que tarda 2 minutos en procesar cada programa. Es que ya tenemos muchos conocimientos guardados y todo conocimiento nuevo que adquirimos debe integrarse conceptualmente con nuestros saberes previos.
Algunos conocimientos encajan fácilmente con lo que ya sabemos y nos resulta rápido y sencillo incorporarlos, porque refuerzan nuestras creencias preexistentes.
Pero otras ideas chocan con algunas de las convicciones que el estudio y la experiencia previa nos llevaron a adquirir y entran en conflicto con nuestra manera de ver el mundo.
Por esto aprender de adultos resulta un gran desafío.
Plasticidad neuronal para aprender
Aprender algo nuevo significa que nuestra mente y nuestro cuerpo puedan hacer algo que antes no podían hacer. Esto quiere decir que tenemos que generar nuevas conexiones en nuestro cerebro para asimilar y recordar esos nuevos conocimientos.
Cambiar nuestro cerebro no es nada fácil.
Pero para aprender algo nuevo, lo debemos hacer.
El ejemplo que da Gerry es el de la arcilla.
Si vos querés modificar la compostura de algo hecho en arcilla, seguramente no puedas o lo rompas. Pero si le ponés agua, la ablandas y la preparas un poco, la vas a poder cambiar de a poco. Luego la deberías poner en el horno para que esas modificaciones queden rígidas.
El equivalente del agua/arcilla para nuestro cerebro son las sustancias químicas.
Estos son componentes que secretamos naturalmente que “ablandan” nuestro cerebro y lo hacen más propenso a recibir nuevos conocimientos.
Las principales sustancias químicas que “moldean” nuestro cerebro son:
Y la más conocida: La dopamina
Esto que suena sencillo es un gran estudio de las neurociencias. Cómo preparamos a nuestro cerebro para que “esté más dispuesto” a incorporar cosas nuevas.
Lamentablemente por ahora no se puede conseguir una super pastillita para ingerir, y reconfigurar tu cerebro para aprender todo lo que quieras.
4 elementos para hackear el cerebro
Como la pastillita de Bradley Cooper aún no se invento, lo que nos queda es secretar estas sustancias de forma natural para que nuestro cerebro aprenda más fácil. Te comparto los 4 elementos para lograrlo.
Motivación
La motivación es la principal fuente de dopamina.
Yo entendía por sentido común que es importante estar motivado para realizar alguna actividad. Pero cuando me enteré del componente científico, cambió mi postura.
Cuando lo entendí desde este lado, empezás a tratar a la motivación de otra forma. Deja de ser “una ciencia social”, para ser algo más duro, más matemático.
Es como la receta de una comida. Si no está la motivación no va a salir igual.
Si no la tenés, no hay que perder el tiempo aprendiendo. Porque te vas a chocar de frente. Es preferible dedicar el tiempo a tratar de encontrar maneras de motivarte, porque si no el cerebro va a estar duro como una piedra.
Yo encuentro la motivación cuando aprendo cosas que siento que me van a servir para toda la vida. Pienso, que con un mínimo esfuerzo de aprender algo (Ejemplo: Escritura) ya lo voy a tener por siempre.
“Another brick in the wall” es mi lema. Lo visualizo como otro ladrillo en un muro grande que voy construyendo que queda siempre ahí.
El esfuerzo se relativiza. Porque el tiempo incurrido es mucho menor al tiempo que voy a poder utilizar ese conocimiento nuevo.
Obviamente es algo personal y cada uno lo ve a su manera. Pero a mi es de las cosas que más me sirvió aunque a veces me juega en contra. Por ejemplo, me cuesta ir al gimnasio porque sé que para mantener un buen estado físico lo tenés que hacer cotidianamente. No es que es algo que vas una vez y listo.
Como me gusta hacer deporte, trato de buscarle la vuelta y mi motivación para hacerlo generalmente pasa por prepararse para alguna competencia.
Asombro y Curiosidad
Siempre me fascina poder ver a mi beba de 10 meses como observa y siente. Para ella todo es nuevo. Todo es un nuevo ruido, una nueva forma, un nuevo olor.
Cuando vamos caminando por la calle y hay más distracciones, su cara se transforma aún más.
Su capacidad de asombro es infinita y la regocija constantemente.
Para mi es un gran ejemplo. Qué lindo sería poder mantener esa actitud toda la vida. No habría dos días iguales.
La actitud de asombro, esa actitud típica de un nene, es la postura ideal para poder aprender.
Cuando algo nos asombra nuestro cerebro se predispone de otra manera, abre una puerta para poder incorporar cosas nuevas.
La gente que "se la sabe todas" no tiene curiosidad por nada. No va a aprender nada.
Un truco que repite Gerry: No es necesario que el asombro sea sobre lo que queremos aprender. Te podés sorprender con otra cosa, y aprovechar ese momento para aprender algo nuevo.
Entiendo que es algo difícil de aplicar, porque yo nunca lo hice. Pero pienso en ver alguna película inspiradora, escuchar cierta música distinta, o tratar de tener alguna conversación especial, serían buenos disparadores para generar asombro.
Los muy buenos profesores y speakers apelan a esto.
Cuando tienen que explicar algo importante, al comienzo de la charla lanzan una situación disparadora para generar sorpresa. De esta manera “predisponen los cerebros de la audiencia” para que estén más dispuestos a incorporar nuevos conocimientos.
Errores
Cuando utilizás el conocimiento adquirido, y no funciona, tu cerebro entra en estado de alerta. “No entiende” qué está pasando porque según sus conocimientos y cosmología previa, debería funcionar.
A esta situación comúnmente la llamamos error y resultan una gran oportunidad para aprender porque también generan que nuestro cerebro esté en una postura “más maleable”
El error es un momento de oportunidad.
De niños obviamente nos equivocamos todo el tiempo, lo que resulta en un mayor aprendizaje.
Ahora de grandes, los adultos tenemos distintas posturas frente al error.
Lo podemos negar. Obviar que hubo un error, o reconocerlo pero echar culpas a otras personas.
Nos podemos frustrar. Maldecir eternamente. Culparnos y sentirnos mal.
Podemos asimilar el error, y aprovechar la situación para poder aprender.
Cuando lo escribo siento que soy un pastor de autoayuda. No hay errores, solo aprendizajes. Y seguramente del otro lado recuerdes las veces que cometiste errores y querías tirar todo al diablo.
Pero si lo ves desde el lado científico. Al igual que la motivación. No desde el lado social, sino desde las sustancias químicas, ahí te sirve un poco más para realmente poder aprovechar la situación.
Tenés un cerebro duro como una piedra. No lo movés por nada del mundo desde hace un tiempo largo. Cometiste un grave error y en ese momento el cerebro está recibiendo la señal de que quisiste hacer algo que no funcionó. Va a prestar mucha más atención para recordarlo, porque es algo por fuera de lo normal.
Foco y Esfuerzo
Y el último elemento para modificar nuestro cerebro y poder incorporar cosas es poner mucho foco y esfuerzo a lo que estamos tratando de aprender.
Quizás esta es la más obvia de todas, pero no por eso la menos efectiva.
Cuando se le pone mucho foco a algo, el cerebro va a reconocer que tiene qué aprender.
Dejaste fija la televisión todo el día en un mismo canal. Repite y repite lo mismo, por horas. En algún momento le vas a prestar atención y la vas a mirar. Te gana por cansancio.
Así funciona el esfuerzo con el cerebro. Le gana por cansancio.
Seguramente las distracciones te asaltan especialmente cuando te ponés a estudiar. Ese es tu cerebro tratando de ganarle al esfuerzo. No se quiere “moldear” e incorporar cosas nuevas.
Links de interés
Hasta acá llegamos. El Miércoles que viene la seguimos porque tengo bastante más para compartir sobre esta temática.
Mientras tanto te dejo algunos links de interés para profundizar.
The Art of Learning: un libro clásico sobre la temática
Make It Stick: The Science of Successful Learning, excelente libro relacionado más a la ciencia del aprendizaje.
Ultralearning: otro libro similar, bastante conocido. Apuntado a lo práctico
Tim Ferris es un erudito en el tema. Esta charla de Youtube resume bastante su teoría.
Mike Boyd es un Youtuber que no conocía y que Gerry recomienda bastante. Su canal de Youtube es muy interesante porque comparte cómo va aprendiendo distintas cosas.
Gracias por leer EscalandoLatam. ¡Nos vemos el próximo Miércoles!
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